El Drenaje Linfático Manual (DLM), método original Dr. Vodder, es la técnica manual clave en el tratamiento de los edemas linfáticos.

Consiste en realizar maniobras manuales para empujar la linfa hacia los capilares linfáticos (de manera superficial, lenta y rítmica, para adecuarse a las características de los capilares linfáticos), drenando de esta forma los tejidos extracelulares, tanto del exceso de líquido como de residuos metabólicos, proteínas y grasas acumuladas que no están realizando ninguna función.

Su finalidad es recuperar el equilibrio del tejido conectivo laxo y de los líquidos que lo ocupan, pero no es el único efecto beneficioso en la salud: el DLM produce un efecto drenante, neural, sobre la musculatura y sobre el sistema inmunológico.

Efectos del Drenaje Linfático Manual (DLM), método Dr. Vodder

Efecto drenante

Actúa sobre los capilares linfáticos, sanguíneos y sobre el líquido intersticial. Este efecto es producido debido al efecto mecánico de compresión y descompresión de la técnica de DLM, que imita el automasaje fisiológico de los tejidos, potenciando el movimiento del líquido intersticial, activando el flujo linfático, favoreciendo de este modo a la entrada de la linfa en los capilares linfáticos.

El hecho de que se active la entrada de linfa en los capilares linfáticos favorece el equilibrio del intersticio, es decir, del tejido conectivo laxo, ya que se absorben restos celulares y moléculas de proteínas y grasas que no se encuentran en una situación funcional.

En los casos de insuficiencia circulatoria linfática de una zona, el DLM potencia la circulación por otras vías secundarias existentes que el cuerpo no estaba utilizando. Es un tratamiento imprescindible en los casos de linfedema, ya sea primario como secundario, junto a los vendajes y mejoras en los hábitos de salud y movilidad de las extremidades.

Es decir, el DLM facilita la limpieza de los tejidos para favorecer su equilibrio, haciendo posible que disminuyan las molestias y el dolor debido al exceso de líquido y partículas restantes, además de mejorar el aspecto de la piel.

También la absorción de medicamentos y otras sustancias por vía tópica se ve favorecida, ya que se desobstruyen los conductos secretores y se estimulan las terminaciones nerviosas.

Efecto neural

Actúa sobre el sistema nervioso neurovegetativo y sobre la inhibición de estímulos dolorosos.

Produce un efecto sedante y relajante por la activación del sistema nervioso parasimpático, debido al ritmo lento, monótono y suavidad de la técnica.

Disminuye el dolor por la activación de los mecano-receptores de la piel (corpúsculos de Pacini) mediante los diferentes estímulos que percibe el tacto. Estos estímulos viajan hasta la médula espinal, para llegar después a la neurona ganglionar, que a través de una rama colateral, forma una sinapsis que bloquea los estímulos sensitivos provenientes de un nociceptor, es decir, de un receptor del dolor.

Efecto sobre la musculatura

Sobre la musculatura lisa: regula el peristaltismo de las paredes intestinales, mejorando el estreñimiento del tipo espástico y atónico; tonifica las paredes de los vasos sanguíbeos; potencia el movimiento rítmico de los angiones, mejorando así la circulación linfática, además del efecto mecánico de la ténica sobre ella.

Sobre la musculatura estriada: Regula el tono muscular de las fibras musculares, especialmente cuando hay hipertonías. También actúa aumentando el tono muscular en hipotonías.

Efecto sobre el sistema inmune

Mejora el estado del líquido extracelular, que es el medio donde viven las células. En personas inmunitariamente deficientes, se ha observado que potencia su estado inmune, al comprobar un aumento de las inmunoglobulinas A, que son defensas que actúan a nivel de las mucosas.

¿Qué indicaciones tiene?

El DLM es la técnica clave e imprescindible en el tratamiento de los linfedemas primarios y secundarios, y también es un instrumento complementario en otras patologías.

El DLM está indicado en:

Edemas linfostáticos de origen traumático: hematomas, latigazo cervical, distensiones, postluxaciones articulares, post lesiones ligamentosas de rodilla y menisco, rotura de fibras musculares, post fracturas, distrofia de Sudeck.

Edemas linfostáticos locales por intervenciones quirúrgicas: brazos, piernas, ortopédicas, maxilofacial, cicatrices, endoprótesis de cadera, otras (cesárea, histerectomía, cirugía plástica, post cirugía vascular, etc).

Trastornos osteomusculares y del tejido conjuntivo: reumatismo poliarticular agudo, poliartritis crónica progresiva, espondilitis anquilopoyética, artropatías (psoriásica, alérgica, diabética, por gota, etc.), reumatismo de las partes blandas (tendinitis, tendomiositis, bursitis, epicondilitis, periartritis escápulo-humeral, síndrome de la corredera del carpo, coxartrosis, contractura de Dupuytren), osteoporosis, lumbalgias, ciatalgias, tortícolis espasmódica, trastornos comunes del pie (hallux valgus (juanetes), fractura metatarsiana, etc.).

Edemas locales del sistema nervioso central y periférico: cefalalgias, trastornos auditivos, acúfenos, síndrome de Menière, neuralgia del trigémino, parálisis facial.

Trastornos neurológicos: Dolores psicosomáticos, braquialgia nocturna, esclerosis múltiple, paresias, síndrome de Down.

Trastornos neurovegetativos: Estrés, insomnio, distonía neurovegetativa.

Trastornos vasculares periféricos: Linfedema o edema linfostático primario, lipedema, edema venoso postural, claudicación intermitente, flebedema, síndrome post-trombótico, edema premenstrual, edema venoso en el embarazo.

Patologías crónicas de las vías respiratorias altas y auditivas: sinusitis, amigdalitis, otitis crónica y otitis serosa, resfriados crónicos y de tipo alérgico.

Trastornos pulmonares: Asma bronquial, bronquitis crónica, bronquitis enfisematosa y asmática.

Afecciones dermatológicas: Úlceras por presión, úlceras vasculares, quemaduras, queloides (cicatrices).

Afecciones abdominales: Estreñimiento, flatulencia, malas digestiones, dolores menstruales.

Enfermedades sistémicas del tejido conjuntivo: Lupus eritematoso, esclerodermia, mixedema, periartritis y arteritis de células gigantes, polimiositis y dermatomiositis.

Afecciones oftalmológicas: Glaucoma, secuelas de desprendimiento de retina, retinopatías vasculares.

Otras indicaciones terapéuticas: Complemento en las dietas de adelgazamiento, cuidados generales a la mujer gestante, quemaduras de 1r, 2º y 3r grado y eritema solar.

Tratamientos estéticos: Celulitis (paniculopatía edematosa fibroesclerótica), rosácea, telangiectasias, Couperose, acné, flaccidez, arrugas faciales, prevención de estrías, limpiezas de cutis, tratamientos postquirúrgicos de medicina estética y plástica, retención de líquidos en las extremidades inferiores, piernas cansadas, varices leves, tratamiento complementario de la mesoterapia y de tratamientos dietéticos.

¿Tiene contraindicaciones?

Sí, tiene contraindicaciones absolutas y otras relativas.

Les contraindicacions absolutes són: Càncer, infeccions agudes, trombosi, flebitis, tromboflebitis, edema cardíac, varius tortuoses i amb relleu (contraindicat el drenatge damunt de les varius i a les zones que drenin en la seva direcció), crisi asmàtica, reaccions al·lèrgiques.

Las contraindicaciones absolutas son: Cáncer, infecciones agudas

Las contraindicaciones relativas se tienen que valorar por el profesional en cada caso.

¿Cuánto dura un tratamiento?

Las sesiones tienen una duración variable. La duración de las sesiones depende tanto del grado de afectación, como de la zona a tratar, ya que es fundamental seguir la dirección de los flujos linfáticos, trabajando previamente las zonas que están más cercanas a la desembocadura de la circulación linfática en la sanguínea.

En general, una sesión dura entre 60 y 90 minutos, pero también puede ser más corta o más extensa.

La frecuencia de las sesiones también es variable. Hay afecciones que tienen un tratamiento limitado en el tiempo, pero hay procesos crónicos que siempre necesitarán tratamiento con DLM para mantener su equilibrio o postergar el avance de sus trastornos, mejorando también el bienestar de la persona.

En general, la frecuencia de las sesiones aumenta al principio del tratamiento. Cuantas más sesiones, más efectivo será el tratamiento. Lo óptimo sería una sesión diaria en muchos casos, pero dependiendo de las afecciones de la persona, se pueden realizar cada dos días, o tres días a la semana, o una a la semana. Al cabo de unas semanas de tratamiento, dependiendo de la evolución, se podrían espaciar a los 15 días, después a las tres semanas y para tratamientos de mantenimiento, mínimo una vez al mes.

En casos de linfedemas, es fundamental que el tratamiento sea constante en el tiempo, y también requiere más tiempo de tratamiento en cada sesión, tanto por las características del tipo de drenaje linfático, como por la necesidad de vendar o colocar el manguito que tenga el paciente al final de la sesión, para que se mantenga mejor contenida la linfa durante las horas siguientes, con la finalidad de que el tratamiento sea lo más efectivo posible.

Soy linfoterapeuta titulada por el Instituto Ferlo en los dos niveles de Drenaje Linfático Manual Método Dr. Vodder, cursados en Espai Manual, por la Dra. Adora Fernández y por la profesora Conxita Lozano, referentes en la transmisión del Drenaje Linfático Manual Método Dr. Vodder. En el primer nivel también fui alumna de la fisioterapeuta Marifé López y previamente cursé Drenaje Linfático Manual en el Máster de Enfermería Naturista, alumna de Geneviève Fabre.

DLM orejas